domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 1 (La fiesta de Shelby)

Daniela Cussor era feliz. Pero todo cambio de repente.
El cambio comenzó un día miércoles trece de Mayo. Daniela Cussor salía del aula trece de la Universidad de Economía y Finanzas más prestigiosa del país. Sus dos amigas, Shelby Waters y Mara Monette, caminaban a su lado como fieles guardaespaldas. Las tres poseían, en conjunto, una cantidad de dinero con la cual podían comprarse el país.

- Estaba pensando en organizar una fiesta hoy -Dijo Shelby, agitando al viento su cabellera rubia.
- Jamás es un mal día para una fiesta -Comentó Daniela con una sonrisa.
- Tienes razón. Las fiestas son estimulantes, si saben a lo que me refiero -Comentó Mara con una sonrisa pícara. Su cabello negro y rizado era día a día más rebelde.

Las tres amigas caminaron hasta el área de parking, donde tres magníficos vehículos esperaban aparcados. Uno era un Lexus rojo perteneciente a Mara.

El otro un volvo plateado que Shelby conducía cuándo sus demás vehículos se averiaban. 

Y por último estaba un lamborghi negro, que era propiedad de Daniela.


Antes de entrar a su auto, Shelby pregunto a Daniela, gritando desde dónde estaba:

-¿Sabes dónde deje mi celular?
- ¿Cual de los cuatro?
- El Peter Aloisson's que mi papá me regalo la semana pasada.

- Lo lamento, Shel, no lo he visto. Tal vez lo has dejado.
- Sí, tal vez.
- No te pongas más, Shel. Seguramente tu padre te regalara otro.

Después de esto, las amigas se despidieron y se dirigieron a sus hogares.
Cuándo Daniela entro a la mansión Cussor, que pertenecía a su madre, comprobó que el auto de ella, un ferrari azul, estaba aparcado frente a la entrada, lo cual quería decir que su madre, Arianna Cussor, estaba allí.

Entro corriendo al lugar. Hacía una semana no veía a su madre. La vio sentada en el lujoso sillón negro del living.

- ¡Madre!
- ¡Daniela!

De inmediato, Arianna se levanto y abrazo a su hija. En verdad la había extrañado.

- Pensé que estarías fuera menos tiempo, mamá.
- Lo sé. Pero hubo un contratiempo. Varios accionistas decidieron darnos algunos problemas. Gracias al cielo todo se resolvió.
- Eso me alegra mucho.
- Lo sé.

 Y después de decir esto, la mujer se retiro a su despacho. Daniela y Arianna eran muy unidas, pero el trabajo de esta última como directora de varias empresas casi siempre la mantenía ocupada.
Daniela corrió hacía su habitación y se cambio de ropa. Encontrarse en una habitación tan grande como un departamento jamás la había incomodado.

Daniela amaba su vida como hija de la mujer más adinerada del país.
¡Ojala su padre hubiese sabido de lo que se había perdido! Ese estúpido hombre las había dejado solo para seguir a una pobre mujer que había dejado embarazada en una noche de descuido. ¡Qué tonto y despreciable hombre había sido ese que se hacía llamar William Wals!
¡Había abandonado a una hermosa y adinerada mujer solo para seguir a un "amor"! ¡Qué tonto!
Un mensaje de Shelby la saco de sus pensamientos.

"Fiesta hoy, en mi casa de campo.
Hora: 8:00 pm
Temática: Policías y Ladrones"

Resultaba extraño que Shelby organizara una fiesta sobre policías y ladrones. Daniela siempre había creído que su amiga tenía mejores gustos. Pero, aun así, no se perdería la fiesta por nada...
Entonces se percato de algo: Aquel era el número del celular que su amiga dijo haber perdido.

"Allí estaré, Shel.
Por cierto, me alegra saber que has encontrado el celular"

Espero la respuesta de Shelby, pero no la obtuvo. Posiblemente estaba "pasando el rato" con su nueva conquista: Ralph Gunther, el chico más guapo y odioso de la universidad.
Cuándo faltaban dos horas para la fiesta, Daniela comenzó a arreglarse. Obviamente se disfrazaría de policía, pues las rayas le quedaban horribles.
Salio de la mansión justo a tiempo.
La "casa de campo" de Shelby era en realidad una mansión un tanto pequeña que su padre le había regalado dos años atrás. Allí era donde las tres amigas solían hacer sus fiestas usualmente.
Lo que Daniela no sabía era que jamás llegaría.
A mitad de la vía un neumático se pincho. Estaba oscuro y cerca había un callejón.

Daniela bajo del auto. Se sorprendió al ver que el neumático había sido perforado por tres balas. De inmediato sintió miedo.
Quiso correr, pero ya era demasiado tarde.
Un fuerte hombre la arrastro hacía el interior del callejón. Ella gritaba, en vano. El olor era repugnante.

- Te ves muy sexy vestida de policía -Dijo el delincuente con una voz que le resulto atemorizante.

Entonces apoyaron un pañuelo sucio y húmedo sobre su nariz. Respiró hondo sin desearlo. Vio estrellas.
Y su mundo comenzó a cambiar.



CONTINUARA

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